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Uno de los factores clave para lograr cultivos sanos, productivos y sostenibles es el uso adecuado de los fertilizantes. Estos productos —químicos, biológicos u orgánicos— aportan los nutrimentos esenciales que las plantas necesitan para crecer, florecer y producir frutos de calidad.
Pero, ¿sabías que no basta con aplicarlos? Para obtener resultados óptimos, es fundamental saber cómo, cuándo y dónde aplicarlos.
Tipos de fertilizantes: ¿Qué opciones existen?
1.- Fertilizantes químicos: Contienen nutrientes concentrados como nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), además de micronutrientes.
2.- Biofertilizantes: Contienen microorganismos benéficos que mejoran la absorción de nutrientes y la salud del suelo.
3.- Abonos orgánicos: Provenientes de residuos animales o vegetales (como estiércol o compost), mejoran la estructura del suelo y liberan nutrientes de forma gradual.
¿Cómo usar correctamente los fertilizantes más comunes?
DAP (Fosfato Diamónico – 18-46-0)
Es una excelente fuente de fósforo y nitrógeno. Se recomienda:
• Aplicarlo al momento de la siembra o en los primeros días, cerca de la semilla, tapado con tierra.
• Nunca dejarlo expuesto al sol o al aire, ya que pierde efectividad.
UREA (46% Nitrógeno)
Es el fertilizante nitrogenado más usado, pero debe aplicarse con cuidado:
• Momento ideal: A los 40 días después de la siembra, o cuando la planta mide al menos 40 cm de altura.
• Forma de aplicación: Siempre debe quedar enterrada con tierra para evitar la pérdida de nitrógeno por volatilización.
• Terrenos inclinados (ladera): Aplicar por arriba de la planta, para evitar que se escurra con la lluvia.
• Suelos arenosos: Dividir la aplicación en dos partes: a los 40 días y antes del espigado.
• Suelos arcillosos o pesados: Aplicar toda la dosis de una sola vez a los 40 días.
TIP: Conserva la UREA y el DAP en lugares secos, lejos del sol y la humedad. La exposición al clima puede dañar su composición y reducir su efecto.
Las 4 reglas de oro para aplicar fertilizantes
Para lograr el mejor rendimiento de tus cultivos, aplica la estrategia de las 4R:
1.- Dosis correcta
Realiza un análisis de suelo para saber exactamente cuánto nutrimento necesitas. Evita el desperdicio y el daño ambiental por exceso.
2.- Fuente correcta
Elige el fertilizante que mejor se adapte a tu tipo de suelo y cultivo. Considera pH, textura, salinidad y solubilidad.
3.-Momento correcto
Asegúrate de que el nutriente esté disponible cuando la planta realmente lo necesita.
4.-Lugar correcto
El fertilizante debe estar en un sitio accesible para las raíces. La ubicación adecuada aumenta la eficiencia y reduce pérdidas.
¿Cómo saber si a tus plantas les falta algo?
Detectar la deficiencia de nutrientes a tiempo puede salvar tu cosecha. Aquí algunos síntomas comunes:
Nutriente | Síntomas de deficiencia |
---|---|
Nitrógeno (N) | Hojas amarillas comenzando por las más viejas, crecimiento lento, tallos delgados. Las hojas bajas pueden morir antes de tiempo. |
Fósforo (P) | Plantas pequeñas, crecimiento lento, hojas verdes oscuras con tonos morados o azulados, maduración tardía. |
Potasio (K) | Bordes de las hojas quemados, debilidad ante enfermedades, tallos frágiles. |
Magnesio (Mg) | Clorosis (amarillamiento) entre las venas de las hojas viejas, las venas se mantienen verdes. |
Hierro (Fe) | Clorosis entre venas en hojas jóvenes, en cultivos sensibles como frijol, maíz y cítricos. |
Cuidado: Los síntomas de deficiencia pueden confundirse con enfermedades o plagas. Si tienes dudas, consulta con un técnico o realiza un análisis foliar o de suelo.
Un buen manejo de los fertilizantes es clave no solo para lograr mayores rendimientos, sino también para mantener la salud del suelo a largo plazo. No se trata de aplicar más, sino de aplicar mejor.
Invertir en conocimiento agronómico es invertir en el futuro de tu cosecha.